21.9.09

a veces pasan cosas. y me paralizo. como que quisiera que ocurrieran tragedias. o pasan antecedentes de cosas; el previo al desastre. y yo abro mucho los ojos, fijo la mirada y no hago nada. queriendo la explosión, queriendo el desastre. esperando la hecatombe.
pocas veces llega a ocurrir. lamentablemente, alguien interviene.
recuerdo unas pocas veces en que el presentir el desastre culminó efectivamente en aquello.
una vez estaba sentada en un tronco en el sendero boscoso por el cerro, que baja a la playa. 18 de septiembre, la playa llena de volantines y niños controlándolos o corriendo a buscarlos cuando no lo conseguían. yo miraba esto de lejos, mera observadora a la distancia, sin capacidad de intervención. un niño de 5, 6 años soltó el cordel y el volantín empezó a volar en dirección rauda, directa, pero inocente, planeando gracilmente al mar. y el niño tras de él. yo contemplé la escena, como el niño se introducía al mar, desaparecía entre las olas, y corrían, supongo, sus padres, conmocionados a sacarlo. el volantín era atraído por las olas que succionaban el cordel, pero quedaba flotando.
un rato después sólo podía verse el volantín con forma de diamante, de plástico rojo, flotando plácido.
acabó la escena. insatisfecha e imperturbada volví por el sendero a mi casa.

3 comentarios:

fran en blablacía dijo...

oh...solo puedo decir que me sentí solo un poco identificada.

fran en blablacía dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
camilo dijo...

deathwish