4.8.09

nunca parece ser buen momento para escribir, me había dicho paula. pero los números, no sé porqué, me tiran a las letras. entonces tomaba un lápiz y me ponía a escribir, lo que fuese. a veces eran frases sin hilación, a veces cuentos, a veces versos, otras -las menos eso sí- novelas.. y en esas llevaba años.
un día, me aprontaba a iniciar tal gesto, ya casi mecánico, y no supe que escribir. iba a partir y mi pluma estaba seca. tenía tinta pero no salían palabras de ella. lo único que se me ocurría eran vocales, como un recuerdo de infancia, pero no era capaz de escribir nada. mi mano, y el lapiz en ella, no obedecían a mi cabeza. porque no era una ausencia de ideas el problema, sino una impotencia de traspasarlas. el lapiz parecía no querer hacerme caso, estaba tomando vida propia. o una muerte propia.
pasaron horas y seguía, atónita, frente a la hoja en blanco. ya no sabía que hacer, cómo salir de eso. no podía pararme e irme sin haber sido capaz de trazar un par de palabras que fuese. pero no podía siquiera reproducir versos que me fuesen conocidos. y la angustia empezó a invadirme.
¿que quedaba ya? mi mano, de mi, se había disociado.
y empezó a irse por otros rumbos, la vi alejarse, y tampoco pude escribir nada que la hiciera permanecer conmigo.
frustrada y descontenta se alejó, el lapiz quedó tirado.
y yo quedé, con la hoja en blanco, y la cabeza incomprendida.

3 comentarios:

pk dijo...

a falta de escritos nuevos, publico antiguo. por la pertinencia del momento, y el idéntico -al actual- lugar desde el que surgió.

Pazzistika dijo...

le quiero pato

y ah amor amor en los escritos
me encantan y quiero verte

fran en blablacía dijo...

gracias por hacerme escribir del viaje pati!

q bacan hubiera sido tenerte por ahí pero vienen más viajes todavía así que ahí nos vemos!