30.5.09

Bernardo se alimenta de vidrios. no es como el mago que una vez vi en la tele, que los comía.
Bernardo no sólo los come, sino que se alimenta de ellos. es extraño, él mismo lo reconoce. no sabe cuando ni porqué comenzó; desde sus primeros recuerdos, tiene vívidas imágenes, como sus amiguitos comían tierra y hormigas, él hurgaba en la arena y mascaba los vidrios, su saliva los diluía y bajaban por su garganta. fuertes dientes, garganta y estómago pienso yo. pero resulta que a Bernardo le caen mal todos los otros alimentos. come papas, tortillas, o un simple plan blanco y se marea, se siente intoxicado, e inexorablemente su cuerpo termina expulsando todo aquello que no sea vidrio.
pero bueno, esta -extremadamente- particular característica de Bernardo no es el meollo del asunto. una vez le pregunté si había consultado sobre su condición, y me dijo que ningun médico, especialista, psíquico, terapeuta magnético ni nadie había logrado explicarle bien cómo era aquello posible, o porqué.
así que lo tenía aceptado como parte de él, como quien es daltónico o nace con un riñón menos.
a Bernardo lo conocí hace como 10 u 11 años, cuando ambos trabajabamos en la consultora de riesgos de una compañía de seguros de la ciudad. yo llevaba en esa sección ya como 5 años, a él lo transfirieron de otra oficina y se llegó a instalar en el escritorio contiguo al mío.
al principio era bastante tímido, pero de a poco comenzamos a hacernos amigos. lo extraño era que para la hora de colación, Bernardo siempre prefería quedarse trabajando. trabajólico, huraño, extraño. esas palabras resonaban en cuchicheos por la oficina.
luego de como 2 años de tranquila y agradable convivencia laboral, ya que la convivencia nunca se daba con Bernardo más allá de los muros de la oficina, lo insté -casi aguardando su negativa- a acompañarme a almorzar.
y me dijo que bueno. así fuimos a un boliche tranquilo a un par de cuadras. y me contó de su condición. la cual no creí, claramente, hasta presenciarla in situ.
y así, por varios años, estuvimos en apacible compañerismo y creciente amistad.
yo, y más nadie -por el trabajo al menos-, en información de sus peculiares necesidades nutricionales. pero pasó a ser normal; tan sólo un aspecto de Bernardo. para mi también, como quien tiene un amigo con daltonismo, o uno con un riñón menos, o con pie plano. Bernardo y los vidrios.
el 21 de agosto del año pasado, Bernardo empezó a dejar de acompañarme a almorzar. fue así, de un día para otro, tajantemente el ritual acabado.
el primer día de su negativa inexplicada no le di mayores vueltas. al segundo, comenzé a especular. al 5º ya me dije algo sucedía.
y es que Bernardo estaba cada día más evasivo y rehuyente. andaba muy distraído siempre, y presentí ocultaba algo. desde ese mismo lunes, en la oficina habían estado desapareciendo algunas máquinas fotocopiadoras, impresoras, monitores y otros implementos. y nadie se explicaba bien cómo los habían robado, ya que no había registros en las grabaciones de alguien ajeno sacándolos en la noche, ni de alguien de la oficina llevándoselos al final de la jornada. simplemente, cada día por la mañana, alguna maquinaria había desaparecido. empezaron a interrogar a los vendedores, secretarias, juniors en busca de alguna pista o temblor particular que delatase, y nada. Bernardo andaba muy nervioso, y salió sudando de la interrogación de Ramirez. pero, como con todos, no había prueba alguna de nada.
el martes siguiente, llegué a mi oficina y el computador de Bernardo había desaparecido. el mío tampoco estaba.
descarté de inmediato que hubiese sido él.
para el viernes, todas las impresoras de la oficina, fotocopiadoras, faxes, 2/3 de los computadores y hasta los teléfonos habían desaparecido.
bernardo el lunes no llegó. me enteré había renunciado.
lo fuí a ver a su casa algunos días después.
me confesó todo. el 3 de agosto había desayunado, como siempre, y su cuerpo había reaccionado inusualmente. así como con el pan, luego de nauseas, mareos, malestares y convulsiones, su cuerpo expulsó todos los vidrios hasta dejarlo seco en el piso.
y así había sido por un par de días cada vez que intentaba comer algo. hambriento, sin saber que hacer, probó con todo tipo de cosas y alimentos y nada. hasta llegar al cable de su teléfono.
y el teléfono. y el control remoto. y la radio. y luego el televisor. y luego su computador.
hambriento por los días de estómago vaciado, acabó con todo equipo mediático que había en su casa.
los días siguientes, sin saber que comer, buscaba en los desechos de tiendas de electrónica y comió migajas de chips, trozos de cables y tapas viejas de impresoras. pero su estómago no dejaba de tronar.
compró algunas baratijas, pero no podía llevar ese ritmo de gastos.
y así fue, como un día, antes de irse a su casa luego del trabajo, comió a oscuras una vieja impresora olvidada en una bodega. y así, con un par de trastos viejos, por unos días. pero pronto acabaron. luego fue por el teléfono de la Marta. luego el fax de José. luego el CPU del computador de contabilidad. y así, hasta hacer desaparecer gran parte del equipamiento de la oficina. y claro, nadie lo notó. Bernardo salía por las noches igual a como entraba por las mañanas. sólo con su maletin.

la amistad, sin el cotidiano compañerismo, pronto se fue diluyendo. no supe de Bernardo hasta varios años más tarde, en un encuentro casual por la ciudad. me dijo había estado trabajando un par de años en un lugar de reciclaje de desperdicios electrónicos. y el año pasado había tenido que cambiarse a una fábrica que procesaba celulosa. después de un par de cordiales frases de buenos deseos, cada cual siguió su camino.

la última vez que supe de él, fue por medio de un conocido en común. me dijo Bernardo había estado cambiando de trabajo cada vez por un lapso menor, duraba cada vez menos en cada pega. al parecer, ahora estaba en una morgue.




escrito por partes
así que está medio incoherente en los tiempos
medio tedioso quizás
pero bueno
tengo hartos escritos inconclusos de estos días...
medio que no sé como seguir, medio que no me satisfacen del todo -como este-
pero aqui va.

No hay comentarios: